La contaminación plástica es ya un problema a nivel mundial. Cada vez son más los países que rechazan el uso de objetos plásticos que no son reutilizables por las graves consecuencias que acarrea al medio ambiente. Francia y China son los últimos ejemplos de lugares en los que se toman medidas para evitar su uso. Una lucha que va enfocada a evitar la compra de agua embotellada y a la que poco a poco se van sumando más países.
París instala fuentes gratuitas de agua con gas
China prohibe la venta de botellas de plástico en las máquinas expendedoras
Francia no es el único país que aboga por la sostenibilidad y así lo está demostrando. Estando entre los países más contaminantes del planeta, China busca alternativas para paliar el alto grado de contaminación que atraviesa. Desde hace unos meses se ha planteado la necesidad de poner freno a la producción de plástico.
Hong Kong ha sido la primera ciudad en proponer una alternativa al problema del plástico. El gobierno de la ciudad ha prohibido la venta de botellas de plástico en todas las máquinas expendedoras.
Las limitaciones se circunscriben a aquellas con menos de un litro de capacidad y a las expendedoras que se instalen en espacios públicos como complejos deportivos, palacios de congresos, oficinas y parques gestionados por la administración pública.
Esta es una medida que nos recuerda a otras adoptadas en Europa como la intención de la Comisión de reducir el consumo de vasos de un solo uso en sus instalaciones o la prohibición de contratar empresas que promocionen el empleo de cápsulas de café (caso de Hamburgo).
La prohibición del uso del plástico se extiende como medida dirigida a la protección del medio ambiente, aunque todavía no se aportan alternativas suficientes por parte de la industria que realmente minimicen los costes tanto de venta como de recogida y posterior tratamiento